Todos queremos que nuestras oraciones sean contestadas. La razón número uno por la que nuestras oraciones no son respondidas es porque ¡No estamos enfocados en la gloria de Dios! Piensa en las oraciones de tu vida. ¿Quieres ser feliz en tu matrimonio? o ¿Quieres que Dios sea glorificado en tu matrimonio? ¿Quieres simplemente que tus hijos sean amables y no se metan en problemas?, o ¿Quieres que Dios sea glorificado en sus vidas? ¿Quieres simplemente salir de tu lío financiero y sentir algo de alivio?, o ¿Quieres que Dios sea glorificado en tus finanzas?
Nuestra motivación para la oración no debe centrarse solamente en nosotros mismos, en que podamos tener lo que necesitamos. Dios florece cuando puede probarse a sí mismo. Quiere ser glorificado en nosotros y a través de nosotros, quiere ser glorificado en la tierra. Dios no compartirá esa gloria con nadie. Solo Dios merece toda la gloria, todo el honor y todos los elogios. El motivo de nuestras oraciones tiene que ser glorificar a Dios, no solo nuestro alivio. El ayuno nos da poder. Dios no espera que pasemos por los desafíos de la vida sin Su poder. La oración y el ayuno nos llevan al lugar donde nos fortalecemos. Mientras lo adoras, mira hacia el futuro contando con Su poder, sé intencional en usar todos los recursos que Él tiene para ti.
1 Corintios 10:31 (NTV)
Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.
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